La Universidad pública, en su rol de transmisora de conocimiento, cumple una función esencial para el desarrollo de una sociedad más equitativa y justa. Desde el enfoque psicoanalítico, podemos reflexionar sobre la importancia de esta institución a la luz de las ideas de Freud, Lacan y Nietzsche, quienes, a su manera, nos brindan herramientas para entender la salud mental como un aspecto intrínseco del bienestar social.
Freud, el fundador del psicoanálisis, nos enseña que el inconsciente juega un papel determinante en la vida de los individuos y, por ende, en la sociedad. Según Freud, el acceso a la salud mental implica no solo la atención de los síntomas, sino la comprensión profunda de las fuerzas internas que nos determinan. En este sentido, la universidad pública se convierte en un espacio vital para la formación de profesionales que puedan ofrecer esa comprensión desde una perspectiva inclusiva y accesible, permitiendo que las terapias y los tratamientos lleguen a aquellos sectores que, de otro modo, no podrían acceder a ellos.
Lacan, quien amplió y recontextualizó las ideas de Freud, introduce la noción del lenguaje como estructura fundamental de nuestra experiencia. La universidad pública, en tanto generadora de conocimiento, se erige como el lugar donde las palabras —el conocimiento— encuentran su máximo potencial para transformar la realidad. El acceso gratuito a la educación superior, que caracteriza a la universidad pública en Argentina, posibilita que individuos de diversos sectores sociales puedan formarse y participar activamente en la construcción de una sociedad más consciente de su salud mental.
Nietzsche, por otro lado, nos invita a pensar en la universidad pública como un espacio de creación de sentido y transformación de los valores establecidos. Para Nietzsche, la educación no es solo un medio para transmitir información, sino una herramienta para transformar la vida. En este contexto, la universidad pública en Argentina se presenta como un campo de batalla para redefinir qué entendemos por salud, bienestar y justicia social, permitiendo que el conocimiento llegue a todos, sin las barreras que impone el mercado.
Cuando miramos el acceso a la salud mental en Argentina en comparación con otros países, notamos un contraste significativo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Argentina es uno de los países con mayor cantidad de psicólogos per cápita en el mundo. Se estima que hay cerca de 222 psicólogos por cada 100.000 habitantes, una cifra que supera por mucho a otros países como Estados Unidos, donde hay alrededor de 30 psicólogos por cada 100.000 habitantes, o Brasil, que cuenta con aproximadamente 12 psicólogos por cada 100.000 habitantes. Este alto nivel de acceso a profesionales de la salud mental es, en gran parte, consecuencia de un sistema universitario público y gratuito que forma un número considerable de profesionales cada año.
Esta situación contrasta con la de muchos países, donde el acceso a la salud mental está fuertemente condicionado por el costo. En Estados Unidos, por ejemplo, los costos de la atención psicológica pueden ser prohibitivos para aquellos que no cuentan con un seguro médico adecuado, mientras que en Argentina, gracias a la universidad pública y a los hospitales de formación, se ofrecen servicios psicológicos gratuitos o de bajo costo en muchas áreas del país.
La universidad pública, por lo tanto, no es solo un espacio de formación profesional, sino un agente transformador de la sociedad. Al garantizar el acceso al conocimiento, especialmente en áreas como la salud mental, se erige como un baluarte en la lucha por la equidad. En un mundo donde la salud mental se ha vuelto un tema prioritario, el acceso gratuito y de calidad a la educación y a la atención psicológica es uno de los mayores logros de la sociedad argentina.
Desde una perspectiva freudiana, lacaniana y nietzscheana, la universidad pública es un pilar fundamental para la salud de la sociedad. No solo forma a los profesionales que atienden la salud mental de la población, sino que también contribuye a una transformación cultural que valora el conocimiento como un bien común y necesario para el bienestar colectivo.