domingo, 25 de mayo de 2025

El Uso del Celular en la Vida Cotidiana

 




El asunto que nos proponemos explorar, aunque de manera superficial, se revela como un dilema recurrente en el ámbito de la salud y la tecnología, un cruce de caminos que invita a la reflexión y la crítica, especialmente en estos tiempos donde la telemedicina se ha convertido en una herramienta lo virtual cobra mucha fuerza . Este fenómeno no solo altera la forma en que concebimos la atención psicológica, sino que también nos lleva a cuestionar nuestras propias dinámicas de interacción con la tecnología. Así, encontramos que el celular, ese artefacto que se ha vuelto una extensión de nosotros mismos, es a la vez un salvavidas y un ancla, otorgando acceso a realidades/virtualidades desde la comodidad de tu casa, pero a un costo que a menudo pasamos por alto.


En este sentido, un informe del 2020 revela que los jóvenes entre 18 y 29 años exhiben una dependencia notable de sus dispositivos móviles, dedicando nada menos que 23 interacciones semanales con redes sociales, un dato que, aunque revelador, nos invita a profundizar en la calidad de esas interacciones. La investigación llevada a cabo por la Universidad de Columbia Británica junto con la Universidad de Montreal, que involucró a más de 3000 individuos, sugiere que este uso constante de teléfonos puede tener repercusiones negativas en el comportamiento cognitivo. Y acá se abre un abanico de interrogantes: ¿Estamos, quizás, sacrificando nuestra capacidad de juicio y toma de decisiones en pos de una inmediatez que, aunque placentera, podría resultar tóxica?


Es crucial entender que este dilema no se limita a una simple elección entre usar o no usar la tecnología; se transforma en un ejercicio de introspección donde cada uno de nosotros debe preguntarse: ¿Qué implicaciones tiene realmente este uso constante en mi vida diaria? ¿Soy consciente de cómo mi relación con el celular afecta mi salud mental y emocional? ¿Estamos dispuestos a dejar que un objeto inanimado tome las riendas de nuestras decisiones más íntimas? Y, al final del día, ¿quiénes somos en medio de esta vorágine digital, si es que todavía permanecemos en pie?


¿Dejamos aquí la reflexión…? ¿O comenzamos a desentrañar este entramado…?





viernes, 16 de mayo de 2025

“Ize of the World” – The Strokes: El yo vigilado, la máquina del mundo y la angustia de despertar

 

The Strokes - Ize of the world


Una lectura filosófico-clínica entre lo íntimo y lo sistémico


¿Qué ve el mundo cuando nos mira? ¿Qué vemos nosotros cuando ya no sentimos? ¿Cómo se sostiene una subjetividad entre la repetición y el deseo de algo nuevo?

La canción “Ize of the World” de The Strokes, con su estructura sin estribillo, su ritmo cortado y sus versos enunciativos como inventario de malestares, es una radiografía poética de la subjetividad contemporánea. Desde una lectura filosófica y clínica, podemos pensarlo como un manifiesto angustiado sobre el agotamiento emocional, la disociación afectiva y la lógica de productividad vacía que captura incluso el ocio, el deseo y la creatividad.

Metemos en este análisis viñetas clínicas anónimas, inspiradas en casos reales, que nos muestran cómo estas letras no sólo interpelan desde lo estético, sino que hablan de lo que se escucha en los consultorios.


1. Cuidar lo que decís: el superyó social y el miedo a la cancelación

“But watch what you say / ‘Cause they'll be trying to knock you down in some way”

La advertencia no es menor. Vivimos en un tiempo de exposición constante, donde el error ya no es solo personal, sino social y viral. El sujeto se autocensura antes de hablar. El “decir” está atravesado por el temor al juicio externo.

Viñeta clínica: Ana, 31 años, creativa publicitaria. Llega con síntomas de ansiedad. Le cuesta expresarse en redes, aunque es parte de su trabajo. Siente que cualquier opinión puede volverse en su contra. Tiene sueños recurrentes donde habla y nadie la escucha, o peor: todos se ríen.

Este clima de autocontrol forzado responde a lo que Foucault llamaba biopoder: el disciplinamiento no viene solo del Estado o de la institución, sino de un entramado de miradas (y algoritmos) que regulan nuestros gestos, palabras y emociones.


2. El mundo dormido: angustia y disociación emocional

“Sometimes it feels like the world is falling asleep / How do you wake someone up from inside a dream?”

El narrador siente que todo está anestesiado. Intenta despertar a alguien desde adentro del mismo letargo. Es el dilema de muchos terapeutas, pero también de muchos pacientes: ¿cómo romper una inercia emocional cuando el entorno no responde?

Viñeta clínica: Tomás, 45 años. Gerente. Dice que siente que “nada lo afecta”. No se alegra, no se enoja, no llora. Todo es gris. Sabe que está perdiendo a su familia, pero no puede reaccionar. “Es como si estuviera viendo mi vida desde afuera”, dice.

La disociación emocional es un modo defensivo de soportar un mundo que exige demasiado. Desde lo clínico, aparece en formas como la alexitimia o el embotamiento afectivo. Desde Nietzsche, podría verse como la renuncia a la voluntad de poder, el deseo reprimido de crear o transformar.


3. La música como pulsión de vida

“Once that your music was born / It followed you ‘round / And then it gave your activities meaning”

Aquí aparece un momento luminoso: la música, metáfora del deseo, del impulso creativo, de lo singular. Es una afirmación de vida en medio del automatismo. La música como lo que le da sentido a lo que hacemos.

Viñeta clínica: Cecilia, 28 años. Música. En terapia explora su bloqueo creativo. Descubre que su deseo artístico estaba subordinado a “gustar” o ser exitosa. Cuando retoma el juego y el error como parte de su proceso, vuelve a escribir. No busca un hit: busca algo que la represente.

Freud hablaba del arte como sublimación de la pulsión. Nietzsche iría más allá: la creación como afirmación trágica, como acto dionisíaco que rompe con la lógica del control. Es el cuerpo hablando más allá del deber.


4. La sonrisa que no siente: acting afectivo y fatiga del rol

“You’re sad but you smile / It’s not in your eyes / It’s the muscles around your eyes”

Una línea que atraviesa la clínica contemporánea: el disimulo emocional como modo de sobrevivir. Sonreír como acto reflejo. Decir “todo bien” mientras el mundo interno colapsa.

Viñeta clínica: Marco, 38 años, docente universitario. Tiene ataques de pánico, pero sigue trabajando y “rindiendo”. Dice que no puede parar. Se describe como “el que siempre está de buen humor”. En sesión rompe a llorar cuando se le pregunta si está cansado de fingir.

Este acting emocional genera lo que Maslach definió como burnout emocional: un agotamiento profundo que puede generar síntomas físicos, despersonalización o pérdida de sentido. La sonrisa se vuelve máscara.


5. El sujeto como engranaje: listado de funciones y vacío de sentido

“An egg to fertilize / A pulse to stabilize / A body to deodorize…”

El yo aparece como suma de tareas: reproducirse, estabilizarse, producir, consumir. Un cuerpo colonizado por funciones externas. No hay deseo, solo utilidad.

Viñeta clínica: Laura, 42 años, madre y médica. Dice: “Ya no sé si esto que hago lo elijo o lo sigo haciendo porque toca”. La rutina se le volvió prisión. Siente que responde a roles, no a deseos. Tiene síntomas de fatiga crónica y ataques de llanto.

Aquí resuena la idea marxista del extrañamiento: el sujeto ya no se reconoce en lo que hace. Desde Hegel, es la experiencia del esclavo que trabaja sin ver su obra. Desde Lacan, podríamos pensar que es un yo atrapado en el Ideal del Otro.


6. ¿Instinto o pensamiento? ¿Libertad o repetición?

“Am I a prisoner to instincts / Or do my thoughts just live as free and detached?”

Esta pregunta es pura clínica: ¿actúo por deseo o por repetición? ¿Soy libre o estoy automatizado? ¿Mis pensamientos me habitan o los habito?

Viñeta clínica: Juan, 34 años, se enamora siempre del mismo tipo de personas. Dice: “Ya sé que me hacen mal, pero me siguen atrayendo”. El trabajo terapéutico va mostrando que esas elecciones repiten escenas infantiles no resueltas.

Freud lo nombró como compulsión a la repetición. Lacan hablaría de goce. Nietzsche hablaría de eterno retorno: no como castigo, sino como pregunta radical. ¿Podrías volver a vivir esta vida exactamente igual?


7. ¿Tiempo libre para liberar o para desmoronarse?

“Is your free time to free minds or for falling apart?”

El ocio, incluso, se vuelve territorio en disputa. ¿Lo usamos para descansar, crear, conectar? ¿O simplemente nos dejamos caer?

Viñeta clínica: Brenda, 29 años. Sufre de ansiedad. En su tiempo libre no logra parar. O llena su agenda o se desploma y duerme 12 horas. En terapia descubre que estar quieta la conecta con un vacío que la asusta.

En este verso está la paradoja contemporánea: el tiempo libre no garantiza libertad. Muchas veces, sin estructura externa, el yo se tambalea. Y allí aparece la angustia existencial.


Epílogo: el yo en los escombros del sentido

“Ize of the World” es una canción sin estribillo, sin promesas. Solo una enumeración poética de síntomas de época. Es lo que un paciente llamaría “estar saturado”: de estímulos, de normas, de demandas.

Desde lo clínico, esta canción puede ser usada como recurso proyectivo. Muchos pacientes, al escucharla, se reconocerían. No sabrían explicar por qué. Pero hay algo ahí: en la voz que habla desde adentro del sistema sin poder salir, en el que sonríe sin sentir, en el que se pregunta si lo que hace lo eligió o lo heredó.


¿Y si el análisis de una canción también puede ser un espejo?

Este es el poder de las letras que incomodan. No explican. No salvan. Pero ponen palabras donde el yo estaba mudo. Y eso, en sí mismo, ya es un acto terapéutico.



miércoles, 7 de mayo de 2025

Re: stacks Bon Iver

Re: Stacks Bon Iver



Este es mi trabajo de excavación.

Y hoy es Qumrán

Todo lo que pasa

es a partir de ahora

Esta no es la voz de un hombre nuevo

Ni una brillante revelación

Es el sonido de algo que se desbloquea

y se eleva

Tus armas están vencidas

Permanecen sobre el estante

El amor siempre ha estado aquí

Y estoy reconociendo los restos

Y tú, tú vas por todo

Pero no estás bien

Pongo el doble de esfuerzo en esto

Y espero menos

Me sigo equivocando

una y otra vez

Y sigo lanzando

de a doscientos a la vez

Es difícil encontrarlo

Cuando lo conocías

Cuando ya no queda dinero

y estás borracho como nunca

Y tu espalda duele

por todo el peso que cargas

Esto es lo que pasa

cuando no tenías a nadie

Esto es lo que pasa

cuando construyes pilas (stacks) de errores

Esta es la lista de lo que necesitas

Todo lo que necesitas

Es un edificio vacío

y la paz de poder dejarlo ir

Yo sigo esperando

que esto sea algo real

Pero sé que no lo es

Y tú también lo sabes

Tu amor estará

Un salvo conmigo

Tu amor estará

Un salvo conmigo

Tu amor estará

Un salvo conmigo


“Re: Stacks” es el momento en que la herida no se cierra del todo, pero deja de sangrar. No hay catarsis, ni superación brillante, sino una melancolía lúcida que acepta sin dramatismo que el amor no fue suficiente, que el yo no es nuevo, pero sí más real.


Esta canción es la firma al pie de un proceso emocional: la carta no enviada, el gesto de soltar con ternura lo que doló mucho. Un testimonio de cómo el dolor puede volverse lenguaje, y el lenguaje, alivio.